Clasificación de las quemaduras, según su profundidad
- Gaceta UAQ
- hace 3 días
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Este artículo, escrito por la Licenciada en Enfermería Diana Alejandra Reséndiz Guerrero, de la Facultad de Enfermería, ofrece una visión clara y fundamentada sobre la clasificación de las quemaduras según su profundidad. Con base en criterios clínicos y organismos especializados, busca brindar información útil tanto para el personal de salud como para el público general, con el propósito de identificar oportunamente este tipo de lesiones y contribuir a una atención más eficaz.
La American Burn Association (ABA) define las quemaduras como lesiones resultantes de la exposición a agentes térmicos, químicos, eléctricos o radiológicos, que provocan la destrucción parcial o total de la piel y, en casos más graves, pueden comprometer estructuras subyacentes. Por su parte, el programa Advanced Burn Life Support (ABLS) describe las quemaduras como un tipo de trauma capaz de causar disfunción orgánica y metabólica, dependiendo de la magnitud de la lesión.

La clasificación más utilizada se basa en la profundidad de la lesión y en el número de capas de la piel afectadas:
Quemaduras de primer grado: Afectan únicamente la epidermis, la capa más superficial de la piel. Clínicamente, se manifiestan con enrojecimiento, dolor, ardor moderado y ausencia de ampollas. La piel puede estar seca y presentar descamación. Estas lesiones, por lo general, sanan sin complicaciones mediante el proceso de epitelización (restauración de la piel), en un periodo de 5 a 7 días, y no dejan cicatrices.
Quemaduras de segundo grado: Comprometen tanto la epidermis como una porción de la dermis. Se subdividen en:
Segundo grado superficial: Afecta la epidermis y la dermis papilar. Clínicamente, se presentan con ampollas o vesículas, enrojecimiento intenso y dolor agudo debido a la exposición de las terminaciones nerviosas. Suelen sanar entre dos y tres semanas.
Segundo grado profundo: Abarca hasta la dermis reticular. Se caracterizan por un dolor menos intenso, ya que las terminaciones nerviosas están dañadas. Estas quemaduras son más susceptibles a infecciones y, frecuentemente, requieren injertos para una adecuada recuperación.
Quemaduras de tercer grado: Afectan por completo la epidermis y la dermis, alcanzando el tejido subcutáneo. Estas lesiones suelen ser indoloras, debido a la destrucción de las terminaciones nerviosas. La piel afectada puede tener un aspecto blanco, carbonizado o ceroso, y pierde su capacidad de regenerarse, por lo que generalmente se requieren injertos para lograr la cicatrización.
Quemaduras de cuarto grado: Son las más graves, ya que comprometen todas las capas de la piel, así como estructuras más profundas como la fascia, músculos, tendones y huesos. Estas lesiones suelen ser ocasionadas por exposiciones prolongadas a temperaturas extremadamente altas o por accidentes eléctricos severos. Requieren intervenciones quirúrgicas complejas, como injertos de gran magnitud o incluso amputaciones.
Actualmente, las quemaduras son eventos a los que cualquier persona está expuesta. Por ello, es fundamental identificar la causa que las originó, ya que esta permitirá determinar la clasificación de la lesión y, en consecuencia, orientar al personal de salud hacia una atención oportuna y eficaz.
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